Ya comenzaron las obras que ponen en marcha la vuelta al pasado en cuanto a movilidad sostenible en Valladolid. La ciudad, que una vez fue pionera en políticas de transporte ecológico, ahora ve cómo sus carriles bici, símbolos de un compromiso con el medio ambiente, son desmantelados. Esta decisión, impulsada por el actual gobierno municipal del PP y VOX, ha desencadenado una ola de críticas y preocupaciones.
El primer paso de este retroceso se está dando en la Avenida de Gijón, donde el carril bici ha sido eliminado. Este cambio forma parte de una serie de modificaciones en la política de movilidad que incluye la supresión de varios carriles exclusivos para autobuses y taxis. El alcalde, Jesús Julio Carnero, defiende estas acciones como un paso hacia una política de «convivencia» entre diferentes modos de transporte. Sin embargo, esta perspectiva choca frontalmente con los principios de sostenibilidad y cuidado ambiental.
Un Ayuntamiento completamente dividido.
La oposición, encabezada por el Grupo Municipal Socialista, ha condenado estas medidas, calificándolas de «despilfarro» y señalando un coste estimado de 6,5 millones de euros. Además, advierten sobre el impacto negativo que estas decisiones tendrán en la calidad del aire y, por ende, en la salud de los ciudadanos. Luis Vélez, anterior concejal de Movilidad, critica duramente la falta de visión del alcalde Carnero, acusándolo de desconocer las necesidades reales de la ciudad y de priorizar intereses políticos sobre el bienestar común. Además, el Grupo Municipal de Valladolid Toma la Palabra, lleva luchando contra estas medidas de desmantelamiento de la movilidad sostenible en Valladolid desde que el gobierno las anunció.
Este retroceso en la movilidad sostenible no solo afecta a Valladolid, sino que también pone en tela de juicio el compromiso de España con los criterios de sostenibilidad marcados por la Unión Europea. La eliminación de estos carriles bici y la apertura de vías previamente restringidas a vehículos privados incentiva un mayor uso del automóvil, contradiciendo las tendencias globales hacia una movilidad más verde y menos contaminante.
En un intento de mitigar las críticas, el Ayuntamiento ha anunciado la creación de un nuevo carril bici en las calles Olma y Eras. Sin embargo, este proyecto parece insuficiente para compensar la eliminación de infraestructuras clave para el ciclismo urbano. La decisión de Valladolid de revertir su modelo de movilidad sostenible no solo es un paso atrás en términos ambientales, sino que también representa un desafío a la visión de una ciudad moderna, saludable y comprometida con el futuro.
