La reciente tragedia en Murcia, donde un incendio en una discoteca se cobró 13 vidas, ha sacudido a toda España. Sin embargo, lo que sorprende es la repentina diligencia con la que el Ayuntamiento de Burgos ha decidido actuar en relación a los locales de ocio nocturno.
¿Era realmente necesario un evento tan devastador para que las autoridades burgalesas despertaran y tomaran medidas?
El concejal de Licencias, Ignacio Peña (VOX), ha anunciado el cierre de dos discotecas: ‘Klimax’, en la calle Santo Domingo de Silos, y ‘Siesta’, en el polígono de Villalonquéjar. Ambos locales presentaban irregularidades en sus licencias. Aunque es un paso en la dirección correcta, surge la pregunta: ¿por qué no se actuó antes?
El «Efecto Murcia», como le hemos querido llamar, ha llevado a una revisión apresurada de licencias y permisos en los locales de ocio. «Después de lo sucedido en Murcia, todas las ciudades nos estamos poniendo las pilas», afirmó Peña. Sin embargo, este tipo de acciones proactivas deberían haber sido una constante, y no una reacción a una tragedia.
Además de los problemas de licencia, el Ayuntamiento también está abordando otros problemas relacionados con el ocio nocturno.
La seguridad y el bienestar de los ciudadanos deberían ser siempre una prioridad. La tragedia de Murcia no debería haber sido el catalizador para que las autoridades actuaran con responsabilidad. Es esencial que las ciudades aprendan de este lamentable evento y actúen con anticipación, y no solo en respuesta a las tragedias.