La organización de extrema derecha Desokupa se encargará de formar a los Policías en España y con ello el Sindicato Unificado de Policía (SUP) ha cruzado una peligrosa línea roja. Su decisión de permitir que Desokupa, una organización vinculada a la extrema derecha, forme a miles de agentes ha desatado una tormenta política y social. Este movimiento es devastador para la integridad y la imagen de las fuerzas de seguridad del Estado y la protección de los derechos de la ciudadanía.
Desokupa, liderada por el controvertido extremista Daniel Esteve, es conocida por sus tácticas agresivas y su retórica xenófoba. La empresa se ha labrado una reputación basada en desalojos extrajudiciales y la intimidación de personas vulnerables. Que una organización con este historial vaya a moldear la mentalidad de 30.000 policías es un escenario aterrador para cualquier persona demócrata.
Una alianza tóxica: SUP y Desokupa contra la democracia
El SUP, por boca de su secretaria general Mónica Gracia, ha tenido la osadía de calificar este acuerdo como «histórico». En efecto, es histórico, pero por razones alarmantes. Representa un paso gigantesco hacia la normalización de ideologías de extrema derecha y neonazis dentro de las instituciones que deberían proteger a toda la ciudadanía.
Que la organización de extrema derecha Desokupa se encargará de formar a los Policías en España es una decisión que evidencia la preocupante deriva de ciertos sectores de las fuerzas de seguridad. Esta colaboración no es un simple error de juicio, sino un síntoma de la infiltración ultraderechista en estructuras fundamentales del Estado.
El Ministerio del Interior, en lugar de condenar enérgicamente esta alianza, se ha limitado a prometer un «estudio» de la situación. Esta tibia respuesta es insuficiente ante la gravedad de los hechos. Se necesita una acción contundente para frenar esta amenaza a los valores democráticos.
Desokupa: paramilitares disfrazados de empresa
Desokupa es una organización paramilitar que utiliza tácticas de acoso y vulnera sistemáticamente leyes básicas fundamentales. Su modus operandi incluye la publicación de información personal de sus objetivos, exponiendo a ciudadanos vulnerables a la ira de turbas digitales.
El líder de Desokupa, Daniel Esteve es un agitador mediático que ha construido su fama sobre la explotación del miedo y la promoción de estereotipos racistas. Su presencia habitual en programas de televisión matinales ha servido para normalizar discursos de odio y prácticas repugnantes.
La decisión del SUP de colaborar con Desokupa es un insulto a la inteligencia de los ciudadanos y una traición a los principios que deberían guiar a las fuerzas de seguridad. Esta alianza no solo legitima prácticas ilegales, sino que también envía un mensaje claro: la policía está dispuesta a alinearse con grupos de extrema derecha.
La amenaza se extiende: contexto internacional y complicidad mediática
El panorama se vuelve aún más sombrío cuando consideramos el contexto internacional. Mientras en otros países europeos se combate activamente la infiltración neonazi en las fuerzas de seguridad, en España se les abre la puerta de par en par. Esta decisión nos aleja de los estándares democráticos europeos y nos acerca a prácticas propias de regímenes autoritarios.
El silencio cómplice de gran parte de la clase política y los medios de comunicación mainstream es ensordecedor. La normalización de Desokupa en programas de gran audiencia ha preparado el terreno para esta colaboración aberrante.
Programas de máxima audiencia con “periodistas” como Ana Rosa en Telecinco han utilizado a este tipo de personajes para crear alarma social sobre las ocupaciones. Una alarma que tanto la extrema derecha como empresas de alarmas han usado para sacar rédito político y beneficios empresariales cuantiosos.
Acoso digital y formación ultra: un cóctel explosivo
La estrategia digital de Desokupa es un mecanismo de control social basado en el miedo y la intimidación. Sus cuentas en redes sociales son plataformas de acoso que operan con total impunidad, vulnerando derechos fundamentales bajo la mirada pasiva de las autoridades.
El SUP, al abrazar a Desokupa, no solo compromete su credibilidad, sino que pone en peligro la seguridad de miles de ciudadanos. Esta decisión abre la puerta a que ideologías extremistas contaminen la formación policial, creando un cuerpo de seguridad potencialmente peligroso para las minorías y los colectivos vulnerables.
La inacción del Gobierno ante esta amenaza es inaceptable. Se necesitan medidas urgentes para depurar las filas policiales de elementos extremistas y garantizar que la formación de los agentes se base en el respeto a los derechos humanos y no en las tácticas intimidatorias de grupos ultraderechistas.
La decisión de que la organización de extrema derecha Desokupa se encargue de formar a los Policías en España es un ataque frontal a los valores democráticos. Esta colaboración legitima prácticas ilegales y sienta un precedente peligroso para la normalización (aún mayor) de la infiltración de ideologías de extrema derecha en las fuerzas de seguridad.