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Las causas del drama demográfico de Castilla y León

Grama demográfico en Castilla y León

Castilla y León, presa de un auténtico drama demográfico, es la segunda comunidad más envejecida y la tercera con menor tasa de natalidad. En julio de 2023, la comunidad registró 1.118 nacimientos, sumando un total de 7.161 en los primeros siete meses del año. Estas cifras, proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), reflejan un descenso del 4,22% en comparación con el mismo período del año anterior.

La comunidad se sumerge cada vez más en una crisis demográfica que parece no tener fin, tal como alertan los especialistas. Además de una alarmante tasa de natalidad (5,5 nacimientos por cada mil habitantes, por detrás únicamente de Galicia y Asturias), una tasa de mortalidad de 12,31 fallecimientos por cada mil habitantes, superada solo por Asturias y un acentuado envejecimiento que amenaza el futuro (con una edad media de 48,14 años, solo superada también por Asturias).

Un duro reto demográfico.

Más allá de los números, todo el mundo sabe que detrás de esta realidad se esconde la historia de jóvenes que, enfrentados a la falta de oportunidades y un futuro incierto en su tierra natal, optan por buscar horizontes más esperanzadores en otros lugares. Esta migración, junto con la baja natalidad, está dejando a Castilla y León en una situación difícil de sostener.

Las provincias de la comunidad muestran una disparidad en sus cifras. Mientras Segovia ve un rayo de esperanza con un crecimiento del 2,05% en nacimientos, otras como Palencia, Ávila, Soria y Burgos enfrentan descensos alarmantes. Palencia se lleva la peor parte con una caída del 13,49%.

En este escenario, las propuestas del gobierno de la Junta de Castilla y León, compuesto por PP y VOX, fueron objeto de crítica. El vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, de VOX, en un intento de abordar la baja natalidad, presentó medidas que buscan desincentivar el aborto, tales como ofrecer a las mujeres la posibilidad de escuchar el latido del feto o realizar ecografías 4D. Sin embargo, su desconocimiento sobre el tema quedó en evidencia cuando, al ser cuestionado sobre detalles de estas medidas, respondió con un vacilante: «Yo es que no sé mucho de embarazos».

Las políticas propuestas por el gobierno de la Junta de Castilla y León no solo parecen ocurrencias desconectadas de la realidad, sino que también reflejan una visión arcaica sacada de la agenda ultraconservadora que VOX está imprimiendo en España. Agenda que no tiene cabida en una sociedad moderna y progresista. Castilla y León necesita que se aborden las verdaderas causas del declive demográfico y se propongan soluciones realistas y bien trabajadas por expertos.

Resultados de las políticas de gobierno del PP para frenar la despoblación.

En la última década, la comunidad ha perdido la población equivalente a la provincia de Palencia.

En los últimos 50 años, Castilla y León ha perdido un 10% de su población, lo que se traduce en más de 280.000 habitantes. Si comparamos estas cifras con las del resto del país, donde la población ha aumentado un 40% en el mismo período, el contraste es aún más evidente. De hecho, en la última década, la comunidad ha perdido la población equivalente a la provincia de Palencia.

La falta de oportunidades laborales y políticas activas ha sido una de las principales responsables de este declive demográfico. Durante años, la comunidad ha sufrido una inversión insuficiente en áreas clave como la sanidad pública, a pesar de contar con una población envejecida que requiere de más y mejores servicios médicos. Esta falta de inversión no solo ha afectado la calidad de vida de sus habitantes, sino que también ha perdido la oportunidad de generar nuevos puestos de trabajo en el sector sanitario.

La falta de apoyo al emprendimiento y la no apuesta por mercados emergentes como la inteligencia artificial o la digitalización han sido otros de los factores que han contribuido al éxodo poblacional.

Mientras otras comunidades han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y aprovechar las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías, Castilla y León ha quedado rezagada.

Europa podría haber sido clave.

Por si fuera poco, los fondos europeos, que podrían haber sido una gran oportunidad para impulsar el desarrollo de la comunidad, se malgastaron en proyectos sin futuro, como la construcción de pabellones deportivos o frontones en lugares semiabandonados. Fondos que casualmente se llevan constructoras afines a los gobiernos autonómicos o municipales.

La descentralización de las administraciones públicas, la apuesta por el emprendimiento y nuevos mercados laborales que fomenten la atracción de talento y empresas tecnológicas, el acceso a la vivienda en el mundo rural son algunas de las propuestas que están sobre la mesa para tratar de revertir esta situación. Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer.

 

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