El pequeño municipio vallisoletano de San Pelayo, con apenas medio centenar de habitantes, volverá a alzar la voz contra la despoblación con la celebración de la octava edición del festival “4 Gatos”, una propuesta cultural y reivindicativa que tendrá lugar del 24 al 27 de julio. Esta cita, ya consolidada en la comarca de los Montes Torozos, aúna música, teatro, cine y reflexión para visibilizar las oportunidades del medio rural.
La programación arrancará el jueves 24 con la proyección del documental “Niñas de arena”, del cineasta Raúl Guillamón, una pieza que expone la realidad de las mujeres en los campamentos de refugiados saharauis. Con esta actividad, el festival subraya el compromiso del municipio con la causa saharaui, apostando por la sensibilización y la denuncia de un conflicto que “condiciona la vida de miles de personas que merecen tener mejores condiciones de vida y oportunidades de futuro”.
El viernes, la música tomará la Plaza Mayor con el concierto de versiones del grupo Colectivo Aberdeen, que animará el tradicional vermut. A lo largo de la jornada, también actuarán el Mago Alfonso, la banda de reggae The Iberians y el grupo folk-rock Hijos del Tercer Acorde.
La jornada del sábado abrirá con una mesa redonda centrada en la despoblación, en la que se analizará el papel de los medios de comunicación, las políticas públicas y la iniciativa privada en el desarrollo del entorno rural. En lo musical, el cartel incluye a Esbirros de la Birra, Debakle, X-President-X y Leblond-Superguepardo, además de la representación teatral “La Poeta de Colores” a cargo de la compañía Libera Teatro.
El domingo 27 se reservará para una jornada lúdica y familiar, con parque de hinchables acuáticos, teatro infantil de la mano de Nata y los conciertos de La Verbenera y Los Pichas, poniendo el broche final al festival.
Desde la organización destacan que “4 Gatos” es “un alegato al medio rural que, desde un prisma lúdico-festivo, pretende mostrar las oportunidades que ofrecen los pequeños municipios como San Pelayo, lugares ideales para desarrollar proyectos de vida en entornos saludables”. Sin perder de vista su carácter reivindicativo, el festival reclama “que las inversiones y mejoras vayan más allá de las palabras para garantizar la sostenibilidad y el futuro de los pequeños pueblos”.