El inquebrantable sol del verano se convirtió en una pesadilla para los viajeros cuando un Alvia quedó varado en Burgos debido a una avería técnica. Más de 200 pasajeros a bordo del tren que recorría la ruta Barcelona-Salamanca se vieron atrapados cerca de la localidad de Santa Olalla de Bureba, aproximadamente a 20 kilómetros de la capital de Burgos.
La raíz del problema se atribuyó a una incidencia en una catenaria que condujo a una caída de tensión en la línea. Esto resultó en la detención del convoy en medio de un campo abierto. Sumado a esto, el aire acondicionado del tren dejó de funcionar, agravando la situación dada la temperatura exterior cercana a los 40 grados.
En respuesta a la emergencia, agentes de la Guardia Civil se desplazaron rápidamente al lugar del incidente para supervisar y mantener el control de la situación dentro del Alvia varado. Mientras tanto, se adoptaron medidas para distribuir agua a los pasajeros, con especial atención a aquellos más vulnerables.
Renfe, la empresa responsable del servicio de trenes, se apresuró en informar a los pasajeros sobre las alternativas para continuar su viaje. Aunque inicialmente se consideró que otro tren recogiera a los pasajeros, finalmente se decidió utilizar diferentes medios de transporte.
El tren había partido de la estación Barcelona-Sants y había hecho una parada en Miranda de Ebro (Burgos) a las 15:00 horas. Sin embargo, a las 15:45, antes de llegar a la estación de Burgos, se detuvo cerca de Santa Olalla de Bureba.
Según informes de la Guardia Civil, a las 17:40, cien pasajeros pudieron reanudar su viaje en otro tren, mientras que otros quince tomaron un segundo tren. Los pasajeros restantes alcanzaron su destino final utilizando autobuses o vehículos privados.
Esta situación, que tuvo a los viajeros del Alvia varados en Burgos, plantea cuestiones sobre la confiabilidad y el mantenimiento de los servicios de trenes, especialmente durante las condiciones extremas del verano.
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