La tranquilidad de la mañana se vio sacudida en el barrio G-3 de Burgos cuando un negligente asalto a un banco terminó con un atracador abatido. Los testigos y la Policía Nacional desempeñaron roles clave en este incidente que puso en jaque la seguridad de la comunidad.
La sucursal del Banco de Santander, ubicada en la calle Condesa Mencía, fue el escenario de los hechos. Un hombre de 51 años, conocido por los habitantes del barrio como Pedro, entró en la entidad a las 11 de la mañana. Armado y decidido, roció con gasolina a una empleada del banco. El caos se desató, permitiendo al atracador hacerse con un botín antes de emprender la huida por la calle Duque de Frías.
Una empleada, a pesar de la tensión, mantuvo comunicación telefónica con la Sala CIMACC 091 de la Comisaría Provincial de Burgos, informando sobre el atraco en tiempo real. Los agentes en servicio fueron alertados y una patrulla de paisano, que estaba cerca, acudió rápidamente al lugar.
Los agentes dieron el alto al atracador, pero, lejos de rendirse, les encañonó con su arma. En defensa propia y para proteger a la comunidad, los agentes emplearon sus armas de fuego. El atracador fue herido en el cuello y pese a la rápida intervención de los servicios sanitarios, falleció en el lugar.
Pedro, el atracador, era un rostro familiar en el barrio. Residía en la calle Duque de Frías y era frecuente verlo en los bares locales. Su intento de encontrar refugio en su propio edificio fue en vano, pues fue allí donde se encontró con su trágico final.
Este incidente subraya la importancia de la pronta respuesta y valentía de todos los involucrados, desde los testigos hasta los agentes de la Policía Nacional. La comunidad del G-3 puede estar segura de que la seguridad es una prioridad, aunque este resultado nunca es el deseado.