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Europa respira aliviada tras los resultados en Francia

Europa respira aliviada tras los resultados en Francia

La noche electoral francesa ha dejado un sabor agridulce en las capitales europeas. El viejo continente respira aliviado tras conocerse que la extrema derecha en Francia no ha logrado la victoria que auguraban las encuestas. Sin embargo, el panorama político galo queda fragmentado, sin mayorías claras.

El Nuevo Frente Popular (NFP), coalición de izquierdas liderada por Jean-Luc Mélenchon, se ha alzado como primera fuerza con 182 escaños. Este resultado supone un duro golpe para los planes de Marine Le Pen y su formación Agrupación Nacional (RN), que se ha tenido que conformar con el tercer puesto y 143 diputados.

Macron muy tocado pero no hundido.

La sorpresa de la jornada la ha protagonizado la coalición Ensemble del presidente Emmanuel Macron. Contra todo pronóstico, ha logrado 168 representantes, situándose como segunda fuerza en la Asamblea Nacional. Este resultado, aunque insuficiente para gobernar en solitario, otorga cierto margen de maniobra al mandatario galo.

El mapa político resultante deja a Francia en una situación inédita. Ningún grupo alcanza la mayoría absoluta de 289 escaños, lo que abre un periodo de incertidumbre y negociaciones. El primer ministro Gabriel Attal ya ha anunciado su dimisión, como dicta la tradición republicana.

Europa respira aliviada: no gobernarán los aliados de Putin.

Europa respira aliviada ante este escenario. La posibilidad de un gobierno de extrema derecha en una de las principales potencias de la Unión Europea había despertado temores en Bruselas. El freno al avance ultra supone un balón de oxígeno para el proyecto comunitario, en un momento de grandes desafíos geopolíticos.

La victoria del NFP representa un hito histórico en la V República. Por primera vez, una coalición de izquierdas logra imponerse con un programa que rechaza tanto el neoliberalismo macronista como el discurso xenófobo de Le Pen. Mélenchon ha reclamado ya la formación de un gobierno «que aplique su programa, nada más que su programa, pero todo su programa».

La jornada electoral ha dejado imágenes de júbilo en las calles de París. Miles de simpatizantes del NFP han celebrado el resultado visiblemente emocionados en una imagen que retrata la capacidad de un pueblo para frenar los avances del odio y del miedo.

Más allá de fascismo y neoliberalismo.

El alivio europeo no debe ocultar los retos que afronta Francia. La casi llegada de la extrema derecha al poder es, en gran medida, responsabilidad de las erráticas y neoliberales políticas de Macron y su partido. El descontento social ha sido el caldo de cultivo perfecto para el auge del discurso ultra.

Desde la izquierda española se observa con atención el devenir político galo. Algunos medios progresistas han caído en la trampa de equiparar a La Francia Insumisa con Agrupación Nacional. Nada más lejos de la realidad. No es lo mismo ser racista que antirracista, no es lo mismo ser fascista que antifascista.

La extrema derecha se esperará paciente.

La extrema derecha, pese a la derrota, no arroja la toalla. Le Pen ha declarado que su victoria «solo se retrasa». El peligro ultra sigue latente y requerirá de una respuesta firme y unitaria de las fuerzas democráticas. El NFP tiene ante sí el reto de demostrar que existe una alternativa viable al neoliberalismo y al fascismo.

El resultado electoral francés debe servir de advertencia para otros países europeos. La polarización y el descontento social son el caldo de cultivo perfecto para los extremistas de ultraderecha. Urge recuperar políticas que pongan en el centro a las personas y no a los mercados.

Europa observa con preocupación la inestabilidad política en uno de sus miembros fundadores. Bruselas necesita una Francia fuerte y estable para hacer frente a los múltiples desafíos que afronta el proyecto comunitario. Desde la guerra en Ucrania hasta la crisis energética, pasando por la transición ecológica.

Los próximos meses serán decisivos para el futuro de Francia y de Europa. El NFP tiene la oportunidad histórica de demostrar que otra política es posible. Su éxito o fracaso marcará el rumbo del continente en los próximos años. Europa respira aliviada, sí, pero no puede bajar la guardia.

El futuro de Francia.

La democracia francesa ha dado una lección de resiliencia. Frente al auge de la extrema derecha, una mayoría de ciudadanos ha optado por propuestas progresistas y de marcado carácter social. El programa del nuevo frente popular no será fácil de llevar a cabo pero sin duda Francia ha hablado: Paz, libertad, igualdad y fraternidad.

El camino que se abre ante Francia no está exento de dificultades. La formación de un gobierno estable requerirá de altura de miras y capacidad de diálogo. El NFP tiene la responsabilidad histórica de liderar este proceso y demostrar que la izquierda puede ofrecer un proyecto de país ilusionante y viable.

Europa mira expectante hacia París. Del éxito o fracaso del experimento político francés dependerá, en gran medida, el futuro del proyecto comunitario. La pelota está ahora en el tejado del nuevo frente popular y que Macrón permitirá gobernar a la coalición de izquierdas. El tiempo dirá si están a la altura del desafío.

 

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