En un alarde de nostalgia, Valladolid ha decidido abrazar de nuevo la fiesta taurina. PP y Vox, los eternos adalides de la barbarie disfrazada de tradición, en un guiño a su base, no han dudado en mostrar sus cuernos. El respaldo institucional para la feria taurina de la Virgen de San Lorenzo, que tendrá lugar del 2 al 10 de septiembre, ha vuelto con un sorprendente aire de «normalidad» en el que le volvieron a salir los cuernos.
No es una exageración decir que lo que llama “normalidad” el nuevo alcalde Jesús Julio Carnero del PP y Gonzalo Santonja de Vox, es una absoluto escandalo para muchos. Aquí vemos un atraso considerable en el progreso hacia una sociedad más consciente y comprometida con los derechos de los animales. Durante los últimos ocho años, bajo la administración de PSOE y Valladolid Toma la Palabra, la ciudad había demostrado su madurez negándose a respaldar económicamente o institucionalmente esta crueldad animal.
¿Qué representa realmente esta «fiesta»? Un animal sufre en el nombre de un espectáculo sanguinario mientras la multitud se deleita con su dolor. ¿Es esta la “cultura” que PP y Vox desean perpetuar? Parece ser que sí, pues han retomado con fervor este apoyo desfasado.
El que estemos aún debatiendo si tales eventos deberían recibir subvenciones públicas es preocupante. Hasta 2015, 150,000 euros anuales de dinero público estaban siendo invertidos en esta brutalidad. Ahora, hay rumores de que esta cantidad podría volver a fluir hacia el anillo ensangrentado.
Valladolid se enfrenta a una decisión crítica. ¿Mirará hacia el futuro con esperanza, o permitirá que los intereses de unos pocos ensombrezcan su camino hacia el progreso? La fiesta taurina, un relicario de un tiempo menos iluminado, no tiene cabida en una sociedad en desarrollo.
Que no nos confundan: esto no es arte, esto no es cultura. Es maltrato animal. Los que levantan la bandera de la tradición no deben tener carta blanca para imponer el sufrimiento en nombre de un legado anticuado.
A la administración de PP y Vox en Valladolid le acaban de salir los cuernos al respaldar la fiesta taurina, esto es un desafortunado recordatorio de cuánto trabajo queda por hacer en la lucha por los derechos y la empatía hacia todos los seres vivos.
Como sociedad, debemos rechazar esta regresión y exigir que los intereses y valores de la comunidad sean representados adecuadamente. Que la razón y la humanidad prevalezcan sobre la barbarie.
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