Valladolid ha sido testigo de un movimiento político que realmente deja a muy pocos con la boca abierta. Indalecio Escudero Parrilla, conocido por muchos como el «alcalde B», ha emergido como una figura clave en el panorama político de la ciudad. Su nombramiento como director de coordinación de políticas públicas no ha sido sorpresa para nadie, ya que desde hace tiempo, era un secreto a voces.
La alargada sombra del dedo de Carnero.
Desde que se supo que el alcalde, Jesús Julio Carnero, tenía la intención de crear este nuevo cargo, los rumores no cesaron. La justificación de Carnero fue que era esencial para coordinar las acciones directas en diferentes mesas, como la de automoción o soterramiento. Sin embargo, lo que no se mencionó fue el suculento salario asociado al puesto, que supera los 85.000 euros anuales.
El PSOE fue el primero en revelar el nombre de quien sería el elegido para este cargo. Óscar Puente, exalcalde de Valladolid, mencionó a Escudero como el candidato más probable. Y no se equivocó. Escudero, quien ha sido una figura de confianza para Carnero durante años, ha sido finalmente seleccionado. Su relación con Carnero se remonta a su tiempo en la Junta de Castilla y León y en la Diputación Provincial de Valladolid.
A pesar de las críticas y las acusaciones de nepotismo, Carnero ha defendido su decisión. Asegura que no se trata de un «cargo» y que no se está privatizando nada. Sin embargo, las palabras de Carnero no han logrado acallar las voces críticas que ven en este nombramiento una forma de evitar responsabilidades.
Indalecio Escudero no es un novato en el mundo de la política. Licenciado en Derecho por la Universidad de Valladolid, ha ocupado varios cargos en la administración de Castilla y León. Aún contando con una vasta experiencia, todo apunta a que su estrecha relación con Carnero es lo que lo convierte en el “candidato perfecto” para este nuevo puesto.
