El Ministerio de Salud de la Franja ha revelado que, hasta la fecha, 5.087 palestinos han perdido la vida debido a los ataques de Israel. De estas víctimas, más de 2.050 son niños, 1.120 son mujeres y 217 son ancianos. Además, se reportan 15.273 heridos a causa de los bombardeos israelíes.
La situación en Cisjordania también es preocupante. A pesar de tener una presencia mínima de Hamás, ha sido blanco de ataques israelíes. Desde el inicio de las hostilidades, 95 personas han muerto en esta zona y 1.650 han resultado heridas por el ejército de ocupación. Las detenciones de palestinos continúan, con 120 arrestos solo el 22 de octubre. Además, Israel ha extendido sus ataques al sur del Líbano, apuntando a infraestructuras que, según afirman, pertenecen a Hezbolá.
Las continuas violaciones de los derechos humanos que lleva cometiendo Israel sobre el pueblo palestino desde hace más de 70 años se recrudeció cuando Benjamin Netanyahu proclamó una guerra total. Las acciones y declaraciones de Israel, incluyendo referencias a los palestinos como «animales humanos», constituyen claras violaciones del derecho internacional y de los derechos humanos. Frente a este escenario, la reacción adecuada de una Unión Europea comprometida con sus principios habría sido retirar su apoyo a Israel.
Sin embargo, la postura de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha sido de apoyo inquebrantable hacia Israel. Esta actitud ha llevado a especulaciones sobre sus verdaderas intenciones y posibles ambiciones futuras en organismos como la OTAN, el BCE o el FMI.
EE.UU., bajo la administración de Joe Biden, ha mostrado un apoyo incondicional a Israel, incluso en medio de las acusaciones de genocidio. A pesar de las evidencias y las denuncias internacionales, la administración Biden ha continuado proporcionando apoyo militar y financiero a Israel, posicionándose claramente del lado del genocidio que está cometiendo sobre Palestina.
La historia ha demostrado las consecuencias devastadoras del silencio y la inacción ante genocidios. Europa, con su posición actual, corre el riesgo de repetir errores del pasado. La tragedia en Palestina es un reflejo de la inhumanidad del ser humano hacia el propio ser humano. Mientras Palestina sangra, líderes europeos y estadounidenses deben decidir qué lado de la historia quieren ocupar. Por ahora, su elección parece clara.
Europa y su hipocresía: el contraste con la invasión de Rusia a Ucrania.
Europa, que se ha erigido como defensora de los valores democráticos y los derechos humanos frente a la invasión de Rusia a Ucrania, muestra una vergonzosa pasividad (en el mejor de los casos) ante la masacre en Gaza. Mientras se condenan las acciones de Rusia con duras sanciones, se mantiene un apoyo cómplice a Israel. Esta doble moral no solo es una traición a los principios europeos, sino que también es una bofetada de realidad ante lo que llaman “RealPolitik”.
La población civil en Gaza vive una lucha desesperada por la dignidad, la libertad y la vida misma. Sin embargo, en lugar de recibir el apoyo y la solidaridad que merece, ha sido objeto de difamación, silencio y desprecio por parte de aquellos que deberían ser sus aliados.
¿Por qué esta flagrante hipocresía? La respuesta es simple: intereses geopolíticos y económicos. Israel ha sido tradicionalmente un aliado estratégico de Europa en una región volátil, y hay considerables inversiones y colaboraciones en juego. Pero, ¿a qué precio? ¿A costa de cuántas vidas inocentes?
La complicidad de los medios de comunicación occidentales.
Los medios de comunicación occidentales han jugado un papel crucial en la percepción pública del conflicto. En lugar de presentar una narrativa equilibrada, muchos han optado por una cobertura sesgada, centrando la atención en las víctimas israelíes y minimizando el sufrimiento de los palestinos.
Los medios de comunicación en Estados Unidos y Europa presentan constantemente las voces de los israelíes afectados por la violencia de Hamás, mientras que rara vez se escucha la voz de la población civil de Palestina. Esta falta de representación ha contribuido a una comprensión distorsionada del conflicto, donde la narrativa dominante favorece a Israel.
Además, la censura y el control sobre el periodismo en Gaza han intensificado la situación. Israel ha asfixiado al periodismo, con al menos seis periodistas que han perdido la vida mientras intentaban informar sobre los ataques israelíes. Esta represión mediática ha limitado la capacidad del mundo para comprender la verdadera magnitud de la tragedia.
Vínculos de Israel con la extrema derecha europea y VOX.
En las elecciones generales españolas de 2019, Eli Hazan, director de Relaciones Internacionales del partido de Netanyahu (partido que gobierna actualmente Israel) envió un mensaje de apoyo a Vox, marcando la cercanía entre ambas formaciones de ultraderecha. Este gesto simbólico, junto con el decálogo publicado por Vox en su sitio web titulado «VOX, Israel y Oriente Medio», refleja la sintonía entre el gobierno sionista de Israel y la formación de ultraderecha.
Al mismo tiempo, tanto Israel como Vox han fortalecido sus lazos con la extrema derecha europea, organizando cumbres en Madrid con líderes como Marine Le Pen y Víktor Orbán. Estos encuentros han servido para consolidar alianzas y discutir agendas políticas comunes, reforzando la idea de una relación estrecha entre Israel y la extrema derecha europea.
La relación entre Vox y el Gobierno de Israel no se limita a declaraciones y gestos simbólicos. En los últimos años, se ha evidenciado una serie de acciones y colaboraciones que refuerzan esta alianza. Organizaciones como Acción y Comunicación sobre Oriente Medio (ACOM) y la Fundación Friends of Israel han mostrado su apoyo a Vox, evidenciando el control de la derecha y la extrema derecha sobre las organizaciones del lobby israelí en España.