Juan García-Gallardo, vicepresidente “sin competencias” de la Junta de Castilla y León y figura destacada entre los ultraderechistas de Vox, se encuentra de nuevo en el epicentro de la controversia tras sus últimas declaraciones. En ellas, vincula a la comunidad migrante con un supuesto aumento de la violencia y las agresiones sexuales en Castilla y León. «Cada vez se ven más machetazos, más agresiones sexuales», afirmó García-Gallardo, sin presentar datos que sustenten sus afirmaciones. Una postura evidentemente interpretable como una clara criminalización directa de las personas migrantes, basada más en los prejuicios propios de la ultraderecha que en hechos concretos.
En rueda de prensa, tras reunirse con representantes de Jupol y Justicia Guardia Civil en Valladolid, el vicepresidente expresó: «España no puede convertirse en el reformatorio de los jóvenes conflictivos del resto del mundo». Además, cargó contra organizaciones como ACCEM y Cruz Roja, acusándolas de ser «colaboradoras necesarias» del «tráfico ilegal de personas», una grave acusación cuyo único fin es poner en duda la labor humanitaria que realizan estas entidades.
Francisco Igea no ha tardado en responderle en la sesión plenaria de Las Cortes de este miércoles día 21, “quienes son unos criminales son los que están contratando inmigrantes en esta comunidad por menos de 600€ para trabajar doce horas recogiendo ajos, uvas, tumbados en colchones y sin asistencia sanitaria, esos sí son unos criminales y usted los tapa”.
Unas cifras con poca base y más que intencionadas.
Las declaraciones de García-Gallardo, como suele tenernos acostumbrados, no sólo carecen de una base estadística sólida, sino que se encuentran impregnadas por su más que habitual tono abiertamente racista. Al afirmar que el 6% de la población migrante es responsable del 15% de los crímenes en Castilla y León, sin citar fuentes verificables, el vicepresidente pretende perpetuar estereotipos dañinos y desinformación. «No queremos que el barrio de Gamonal acabe como el de Saint Denis en Francia», señaló, sugiriendo un futuro negativo asociado directamente con la presencia de población migrante.
Esta tradicional perspectiva de la ultraderecha es ampliamente reprochable por su evidente hedor a racismo y por fomentar la división social. Expertos y defensores de los derechos humanos subrayan la importancia de abordar la migración con un enfoque basado en la evidencia y el respeto, en lugar de recurrir a la xenofobia para explicar problemas sociales complejos.
García-Gallardo demanda al Gobierno Central más recursos para los cuerpos de seguridad y la administración de justicia, con el objetivo de «proteger las fronteras de la inmigración ilegal», una demanda con la que prioriza la securitización sobre la integración y el apoyo humanitario. Además, en sus declaraciones critica la política de asilo del Gobierno, alegando que «solo el 3% de quienes acceden de manera ilegal a España acaban en expulsión», lo que, según él, facilita el arraigo de personas sin cumplir con los requisitos para el asilo.
Las raíces migrantes de García-Gallardo.
Cabe recordar, aunque el mismo vicepresidente pretenda evitarlo, que sus propias raíces están estrechamente entrelazadas con la migración. No hace falta echar la vista muy atrás para constatar cómo su propio abuelo materno, Juan Frings Mayer, fue un inmigrante alemán que recibió la nacionalidad española en 1963 completamente a dedo de manos del mismísimo dictador español, al que integrantes de VOX no dudan en hacer apología, Francisco Franco.
Es destacable, y da que pensar, cómo los descendientes de aquellos que huyeron de la mayor barbarie del mundo moderno, provocada por ellos mismos, critican abiertamente a aquellos que lo hacen por motivos opuestos. Es interesante señalar que tras la derrota del nazismo, muchos alemanes, incluidos algunos oficiales altamente buscados por los aliados, encontraron refugio en España. Curiosamente, Cantabria, lugar del fallecimiento de Juan Frings, fue uno de los lugares donde se localizaron varios de estos individuos.
Este vínculo familiar con el dictador no sólo pone de manifiesto la cercanía de la familia García-Gallardo con uno de los periodos más oscuros de la historia española y europea, sino que también arroja luz sobre las influencias que podrían haber moldeado las opiniones y posturas políticas de Juan García-Gallardo.