Los tribunales en Salamanca han decretado con un veredicto contundente: nueve años de prisión para un entrenador de fútbol sala acusado de acoso y abuso sexual de menores. F.M.R. ha sido hallado culpable de una serie de delitos que marcarán las vidas de varios menores de edad.
El Juzgado de Instrucción número 2 de Salamanca ha dictado esta sentencia para quien se infiltró en el Club de Fútbol Sala Ciudad de Salamanca. Su currículum está salpicado por el fango de condenas previas; en 2015, en Madrid, fue sentenciado por poseer material pornográfico.
¿Cómo pudo F.M.R. colarse en las filas de entrenadores con semejante pasado?
La respuesta es tan turbia como sus acciones. Logró falsificar una serie de documentos que limpiaban sus antecedentes y que avalaban su idoneidad para desempeñar el puesto. Por este delito de falsedad documental, el tribunal le ha añadido un año de prisión y una multa económica.
Desde 2017, este hombre tejió una red de engaños y manipulaciones, usando identidades falsas en Instagram y WhatsApp. La condena detalla dos años de prisión por el delito conocido como ‘child grooming’, acosando a sus víctimas en línea. Además, por tres años, le estará prohibido acercarse a menos de 300 metros de una de sus víctimas.
Sumado a lo anterior, se le adjudica un año adicional de cárcel por posesión de material pornográfico. Esto acumula una sentencia total de nueve años de prisión y 11.000 euros de multa, 9.000 para la víctima de abuso y 2.000 para la víctima engañada.
La Audiencia Provincial de Salamanca ha hablado, pero la sentencia no es firme. Hay una ventana abierta para apelar ante la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.
Hoy, un entrenador, en vez de ser un mentor, se convierte en un símbolo de lo que no debe ser. A prisión por abuso sexual de menores, y la comunidad espera que se haga justicia en nombre de los jóvenes afectados.
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