El Vicepresidente García Gallardo no, pero los expertos lo tienen claro. El cambio climático no es una amenaza lejana, es una realidad palpable que ya está afectando a Castilla y León: “Nuestros datos y observaciones confirman lo que muchos ganaderos han estado sintiendo en sus propias carnes. Agudo aumento del estrés térmico en el ganado, problemas de salud animal y mayor riesgo de mortalidad”, afirman los expertos.
Entre los impactos que sufrirá Castilla y León destacan olas de calor más intensas y prolongadas, sequías, incendios forestales prácticamente inextinguibles, lluvias torrenciales, granizos, vientos huracanados e invasión de especies exóticas, entre otros.
El estrés térmico, causado por las altas temperaturas, no solo afecta la salud del ganado, sino que también tiene un impacto económico directo:
Las vacas producen menos leche, los animales engordan menos y, en general, la productividad se ve afectada. Y no es solo una cuestión de temperaturas. La disponibilidad de pastos, esenciales para la alimentación del ganado, se ve duramente amenazada por la sequía.
Se avecinan cambios significativos.
Según los expertos, el clima en Castilla y León se asemejará cada vez más al de países del sur de Europa como Turquía, con veranos interminables y olas de calor sofocantes. También será común la aparición de enfermedades transmitidas por insectos y garrapatas que hasta ahora no estaban presentes en la zona.
En cada rincón de Castilla y León, los ganaderos están experimentando de primera mano los efectos del cambio climático. La evidencia es clara y se debe actuar ahora para proteger la economía de Castilla y León y el modo de vida de muchas familias; “Es el único que tenemos”, afirma un ganadero salmantino.
Provincias como Salamanca o Zamora, tradicionalmente ganaderas, han experimentado no solo el aumento de enfermedades como la tuberculosis bovina, sino también la disminución de pastos disponibles. La situación se agrava con la aparición de nuevas plagas y enfermedades, antes desconocidas en la región.
El conflicto de la tuberculosis bovina, que ha llevado a miles de vacas a ser confinadas, es solo un ejemplo de cómo el cambio climático, y las decisiones políticas que se toman al respecto, pueden tener un impacto directo en la economía ganadera. “La crisis climática está afectando a la ganadería y esperamos que estos impactos aumenten con el calentamiento continuo”, dijo Marta Rodríguez, experta en sanidad animal.
El Cambio Climático y su impacto en la agricultura de Castilla y León.
Los agricultores lo saben bien. El cambio climático está transformando el paisaje agrícola de Castilla y León. “Nuestras cosechas y observaciones reflejan una realidad que no puede ser ignorada: la menor disponibilidad de agua y los cambios en la estacionalidad de las plagas están afectando la calidad y cantidad de nuestras cosechas”, señalan los expertos.
La reducción en el rendimiento de cereales es solo la punta del iceberg. Frutales, viñedos y otros cultivos experimentan retrasos en su floración y, en muchos casos, pérdidas totales. Los cultivos, que antes eran seguros, ahora enfrentan amenazas desconocidas, desde plagas hasta enfermedades, pasando por fenómenos climáticos extremos.
Desde las llanuras de Valladolid hasta las montañas de León, los agricultores están sintiendo los efectos del cambio climático. La situación es alarmante. Es esencial actuar ahora para proteger nuestra tradición agrícola y la economía de la región.
Zonas tradicionalmente agrícolas están viendo cómo sus cultivos se ven afectados por la falta de agua y el aumento de temperaturas. Pero no solo eso, la aparición de nuevas plagas y enfermedades, antes desconocidas en la comunidad, amenaza con cambiar el panorama agrícola de Castilla y León.
Medidas de adaptación necesarias.
Ante este sombrío panorama, los expertos recomiendan implementar cuanto antes medidas de adaptación al cambio climático en Castilla y León.
En el sector agrario, será clave mejorar la eficiencia en el uso del agua, tanto en secano como en regadío. Otras estrategias serán atrasar o adelantar las fechas de siembra, utilizar variedades de cultivo más resistentes a la sequía y controlar de forma más exhaustiva las plagas y enfermedades emergentes.
En el sector ganadero, convendrá adaptar las razas al nuevo escenario climático, mejorar el aislamiento de las naves, proporcionar zonas de sombra al aire libre y ajustar la alimentación del ganado para reducir el estrés calórico.
También es imprescindible preservar y ampliar las zonas boscosas como sumideros de CO2 y para evitar la erosión y desertificación. Asimismo, habrá que optimizar el uso del agua, apostando por cultivos menos exigentes en regadío y tecnologías que aumenten la eficiencia del riego.
La investigación y uso de variedades vegetales tolerantes a las altas temperaturas y la sequía será igualmente importante para garantizar cosechas estables en el futuro.
La adaptación al cambio climático ya no es una opción, es una necesidad en la cual la tecnología y nuevos sistemas de Inteligencia Artificial pueden jugar un papel crucial. La crisis climática está redefiniendo la agricultura y la ganadería en Castilla y León. Y, si no actuamos ahora, los impactos podrían ser devastadores en el futuro.
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