En la sesión de investidura del día de hoy, Pedro Sánchez ha optado por una estrategia de choque hacia Alberto Núñez Feijóo, delegando las intervenciones en Óscar Puente, el exalcalde de Valladolid. Este inesperado movimiento dejó entrever las tácticas de Sánchez para avivar las llamas del debate y conseguir minimizar a Feijóo.
La elección de Puente como portavoz del PSOE en la investidura ha sido interpretada como un reflejo de las contradicciones de Feijóo y del PP. Puente, quien también fue víctima de pactos entre el PP y Vox, se enfrentó a Feijóo, cuestionando su derecho a la presidencia del Gobierno y poniendo en tela de juicio sus alianzas con la ultraderecha.
La dirección socialista sostiene que la presencia de Puente sirve para desmontar los argumentos del PP, mostrando las incongruencias de su líder. Mientras tanto, desde Génova, se percibe como un intento de Sánchez de evitar un enfrentamiento directo con Feijóo.
Las tensiones han alcanzado su punto álgido cuando Puente pronosticó el fracaso de Feijóo tanto en la investidura como en la presidencia de su partido. Los intercambios acalorados y los calificativos de “cobarde” y “macarra” resonaron en el hemiciclo. Estos hechos obligarona la presidenta del Congreso, Francina Armengol, a intervenir para restablecer el orden.
Puente no solo cuestionó la legitimidad de Feijóo sino que también alertó sobre los peligros de los pactos del PP con Vox, acusando a Feijóo de carecer de valor político y de permitir la influencia de la ultraderecha en los gobiernos autonómicos. Puente concluyó su intervención señalando que Feijóo será recordado por su falta de coraje para rechazar alianzas con la ultraderecha y someterse a ellos.
