Parece que tendremos que acostumbrarnos a este escenario político marcado por la incertidumbre y con negociaciones al filo de la navaja. Con todo, el Gobierno presidido por Pedro Sánchez logra sacar adelante dos de sus tres decretos clave. Este resultado, un tanto inesperado al principio de la jornada, abre la puerta a la entrada de 10.000 millones de euros de fondos europeos.
El decreto ‘omnibus’, esencial en el paquete anticrisis, ha sido aprobado por una diferencia mínima, con 172 votos a favor y 171 en contra. Este estrecho margen revela la delicada balanza de poder en el Congreso, donde cada voto cuenta y cada decisión pesa. Este decreto, que mantiene el IVA al 0% para alimentos básicos, es un baluarte en la protección del escudo social que consigue mantener al gobierno a pesar de los votos en contra de la derecha y la extrema derecha.
Junts se abstiene finalmente.
La sorpresa llegaba con la abstención de Junts, clave en la votación, que ha sido el desenlace de intensas negociaciones que han durado hasta el último minuto. Este movimiento ha permitido la aprobación de los decretos.
La organización ha explicado después que se abstiene “tras pactar la delegación integral de las competencias de inmigración en la Generalitat y la publicación inmediata de las balanzas fiscales”. Este acuerdo subraya la complejidad del tablero político actual, donde cada actor, por pequeño que sea, tiene una influencia determinante en cada votación.
Sin embargo, el tercer decreto, impulsado por el Ministerio de Trabajo, no ha corrido la misma suerte. El rechazo de Podemos, que debe ser un socio habitual para el gobierno, ha dejado al descubierto las fisuras internas del bloque de izquierda. Este desacuerdo, más allá de la legítima discrepancia legislativa, es un síntoma de la tensión y el desafío de gobernar en minoría.
Pisarello marca la anécdota de la jornada.
El episodio del error en la votación por parte del diputado Gerardo Pisarello, que ha forzado la repetición de la votación telemática, añade otro elemento de dramatismo a una jornada ya de por sí tensa. Este hecho, aunque puede parecer menor, es representativo de la imprevisibilidad del actual contexto político.
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha encapsulado la complejidad de dirigir el timón gubernamental en estas circunstancias. «Es muy difícil gobernar así», ha manifestado, evidenciando el desafío que supone alcanzar consensos y mantener la cohesión en un entorno tan fragmentado y cambiante.
A pesar de estos obstáculos, el decreto anticrisis finalmente ha encontrado un camino para su aprobación, gracias a un acuerdo de última hora con Podemos. Este acuerdo, que incluye la suspensión de los desahucios hipotecarios hasta 2028, muestra la dinámica de concesiones y acuerdos que el Gobierno debe emplear para avanzar en su agenda.
La jornada ha estado caracterizada por una mezcla de alivio y frustración para el Ejecutivo. Mientras que dos de los tres decretos han visto la luz, el fracaso del tercero subraya la volatilidad del apoyo parlamentario y la necesidad de una continua negociación y adaptación a este nuevo contexto.
¿Hay alternativa?
Si, y se manifiesta con banderas franquistas en la calle Ferraz, de modo que mejor que este Gobierno siga encontrando vías para acordar con todos los partidos de la denominada España Plurinacional.