Cristina Ayala pone el pie en el acelerador y su salario en el Ayuntamiento de Burgos parece que sube en ascensor. Aterriza en la cifra de 92,701 euros anuales, lo que no deja de ser un suculento aumento en comparación con lo que cobraba su antecesor. Daniel de la Rosa, el exalcalde, se ciñe a su silla y agita la bandera de la discreción fiscal que, según él, enarbolaba.
De la Rosa, con un gesto de autolimitación, decidió ajustarse el cinturón y mantenerse en los 74,000 euros, el mismo salario que recibía Javier Lacalle, su predecesor. Claramente, un hombre que abogaba por la moderación y, según sus propias palabras, consideraba que estaba bien remunerado.
Lo que tenemos aquí es un caso de elecciones y consecuencias. Mientras De la Rosa optó por no alcanzar el tope salarial de 89,000 euros, Ayala no dudó en apretar el botón del último piso y elevar su salario al máximo permitido por la ley. El desglose de los números, como lo detalla De la Rosa, indica que este salto en la remuneración de la alcaldesa tendrá un costo adicional para el Ayuntamiento de 52,800 euros durante los cuatro años de su mandato.
¿Por qué Ayala decidió lanzarse a la estratosfera salarial?
Esa es la pregunta que flota en el aire. Por el momento, lo que sabemos es que el Partido Popular (PP), al que pertenece Ayala, parece haber roto su promesa de mantener las retribuciones intactas. Aparentemente, todos los sueldos se mantuvieron igual que en mayo, excepto, claro está, el de la alcaldesa.
Cuando el sueldo de los políticos sube en ascensor, es vital que recuerden a quiénes sirven. Mientras tanto, el sueldo de Ayala sigue subiendo y la gente aguarda, con la mirada fija en los números, a ver en qué piso se detiene.
