La estación de autobuses de Valladolid, un núcleo vital para el transporte en la región, está siendo objeto de una grave negligencia por parte de la Junta de Castilla y León. Según revelaciones del Grupo Municipal Socialista, liderado por Pedro Herrero, la estación ha sufrido un deterioro considerable debido a la ausencia de inspecciones adecuadas y la falta de sanciones durante los últimos 13 años.
Ni un solo expediente sancionador desde el año 1988.
Esta situación alarmante se ha desvelado tras una investigación exhaustiva, que indica que la última inspección realizada por la Junta a la estación data de 2010. Desde entonces, las instalaciones, incluidos los aseos, han permanecido sin supervisión alguna, lo que ha llevado a un estado deplorable de las mismas. La falta de control y supervisión ha sido tal que, desde 1988, la Junta no ha incoado ningún expediente sancionador, a pesar de las evidentes anomalías y deficiencias detectadas por los funcionarios.
El Grupo Municipal Socialista ha obtenido documentos que evidencian la desidia y la indolencia de la Junta en la gestión de la estación. Estos documentos incluyen actas de inspección que reflejan una serie de irregularidades: desde puertas automáticas averiadas, tarifas desactualizadas, hasta aseos en condiciones deplorables. Además, se ha descubierto que la empresa concesionaria de la estación, «Estación de autobuses de Valladolid S.A.», no ha abonado el canon correspondiente, lo que agrava aún más la situación.
Pedro Herrero ha criticado duramente esta gestión, señalando directamente a la Junta y al alcalde Jesús Julio Carnero como responsables del abandono de las instalaciones. Herrero enfatiza que esta negligencia afecta no solo a la estación actual, sino también al proyecto de construcción de la nueva estación de autobuses en Delicias, contemplada en el plan de Integración Ferroviaria.
Un evidente patrón de desidia por parte de la Junta.
Las inspecciones realizadas entre 1999 y 2010 revelan un patrón de negligencia continuada. En 1999, se detectaron puertas automáticas inoperantes y discrepancias en los horarios de salida y llegada. Posteriormente en el 2000, se observó la falta de iluminación adecuada, ausencia de ceniceros y papeleras, y un estado de conservación deficiente de las cocheras. En 2002, se encontraron puertas de acceso averiadas y aseos en mal estado. Estas inspecciones, aunque esporádicas, evidencian una falta de mantenimiento y cuidado continuo de la estación.
La situación se agrava al considerar que la Junta, a pesar de las evidencias, no ha tomado medidas correctivas ni ha impuesto sanciones. Esta falta de acción ha llevado a que la estación se convierta en un símbolo de desatención y deterioro, afectando la calidad del servicio y la imagen de la ciudad.
El Grupo Municipal Socialista ha exigido una respuesta inmediata y medidas correctivas por parte de la Junta. La necesidad de una supervisión efectiva y regular, junto con la imposición de sanciones cuando corresponda, es crucial para garantizar la calidad y seguridad de las instalaciones de transporte público.