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Unos Goya con mucho amor, feminismo y orgullo para España frente a las palabras de odio de VOX

Goya Sofa

La gala de los premios Goya de este año fue, como siempre, una celebración del cine español, marcada por el triunfo de «La sociedad de la nieve» de J.A. Bayona, que se llevó 12 premios Goya, y las emotivas reivindicaciones del feminismo y su “se acabó” y la defensa de la cultura.

Sin embargo, esta noche de éxitos y solidaridad se vio ensombrecida por la presencia de la extrema derecha en el evento, un hecho que ha puesto de manifiesto la tensión entre la cultura y las continuas provocaciones de personajes como Garcia-Gallardo.

Enric Auquer, nominado por su papel en «El maestro que prometió el mar», una obra previamente censurada por PP y Vox, criticó la etiqueta de «subvencionados» y defendiendo la importancia de las subvenciones para la creación cultural.

La gala, que siempre ha sido un espacio para el talento y el compromiso social, este año elevó su voz contra el abuso de poder y la violencia contra las mujeres, con Susi Sánchez, vicepresidenta de la Academia, haciendo un llamamiento a la igualdad y la solidaridad. Estas palabras resonaron en un contexto en el que un partido de extrema derecha como Vox, cuya agenda es más que cuestionable por su enfoque claramente homófobo, machista y en contra de los derechos humanos y la libertad de expresión, decide marcar su presencia en un acto que celebra valores diametralmente opuestos.

La ultraderecha no pasó desapercibida en los Goya.

La contradicción de invitar a Vox, un partido que ha vilipendiado al cine español llamándolo «subvencionado» y atacándolo por su supuesta lejanía de los «valores tradicionales» españoles, no pasó desapercibida. La presencia de Vox se interpretó como una provocación para muchos dentro de la industria, quienes no dudaron en expresar su desconcierto y repudio. Figuras destacadas como Javier Calvo y Clara Segura no solo cuestionaron la presencia de Vox, sino que también recalcaron la importancia de defender un cine que es, por esencia, diverso, inclusivo y crítico con las injusticias sociales.

En una noche donde el cine español demostró su capacidad para abordar temas complejos y sensibles, desde la lucha por la igualdad de género hasta la aceptación de la diversidad sexual y de género, la elección de Vox de asistir a los Goya se percibió no sólo como un acto de hipocresía, sino como un intento de naturalizarse en un espacio que, por naturaleza, se opone a sus políticas excluyentes. La comunidad cinematográfica, lejos de quedarse callada, aprovechó la ocasión para reafirmar su compromiso con los valores de tolerancia, igualdad y libertad, elementos fundamentales en la creación artística y en la construcción de una sociedad más justa y empática.

El contraste entre los discursos de amor, inclusión y feminismo de los premiados y la retórica de odio y división de la extrema derecha resaltó la importancia del cine como herramienta de cambio social. En una era donde las palabras de odio buscan socavar los pilares de la democracia y la convivencia, los Goya se erigieron como un faro de esperanza, demostrando que el arte y la cultura son capaces de unir y sanar, frente a aquellos que buscan dividir y destruir.

 

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