En un acto que desafía los principios de la democracia y la libertad de expresión, el vicepresidente García-Gallardo, junto con su séquito formado por el consejero de Empleo e Industria, Mariano Veganzones y el concejal de Comercio, Víctor Martín, junto a otros, protagonizaron una lamentable y vergonzosa escena en Valladolid.
Durante una manifestación en Valladolid, convocada por VOX, la periodista, que cubría el evento, fue rodeada por una turba de manifestantes. Estos, alentados por la presencia del vicepresidente García-Gallardo, lanzaron una serie de insultos y amenazas, gritando «prensa española, manipuladora». La reportera, en un ejercicio de profesionalidad, soportó estos ataques sin que nadie interviniera en su defensa.
Otra rama más de la campaña de VOX contra la democracia.
Este incidente no es un hecho aislado, sino una muestra más del creciente desprecio hacia la prensa por parte de ciertos sectores de la derecha y la ultraderecha. García-Gallardo, lejos de condenar estos actos, los secundó y se mostró orgulloso de la actitud de sus compañeros, reafirmando su postura contra los medios de comunicación. Esta actitud es un reflejo de la estrategia de VOX de desacreditar a la prensa y fomentar un ambiente de hostilidad hacia los periodistas.
Este lamentable caso de acoso por parte del vicepresidente García-Gallardo y su séquito ultraderechista de VOX es un ataque directo a los valores democráticos. La libertad de prensa es un pilar fundamental de nuestra sociedad, y actos como este buscan socavarla. Es imperativo que se tomen medidas para proteger a los periodistas y garantizar que puedan realizar su trabajo sin miedo a represalias o violencia.
El altercado ha generado una ola de críticas y condenas por parte de diversos sectores políticos y sociales, como así lo denuncia en su cuenta de X la periodista de elDiario.es, Laura Cornejo.
La Junta de Castilla y León cómplice de todas las ocurrencias del vicepresidente García-Gallardo.
La Junta de Castilla y León, aunque ha mostrado su rechazo al hostigamiento, ha evitado señalar directamente a García-Gallardo. Esta falta de una condena clara y directa es preocupante y refleja una tolerancia implícita a todas las tropelías que se le ocurran a los ultras.
Tanto es así, que no es la primera vez que presenciamos algún aberrante acto protagonizado por Juan García-Gallardo. A lo largo de las protestas encabezadas por la ultraderecha durante los últimos días, hemos podido ver y escuchar al vicepresidente gritando proclamas racistas y xenófobas entre otras tantas. Siendo una muestra más de la incompetencia y perfil extremista de uno de los mayores representantes de Castilla y León.
El acoso a la periodista de la SER en Valladolid es un claro ejemplo de cómo la derecha y la ultraderecha están dispuestos a traspasar los límites de lo aceptable en su afán de controlar el relato y silenciar voces críticas. Es una llamada de atención sobre la necesidad de defender la democracia y la libertad de prensa, y rechazar cualquier intento de intimidación o violencia contra los periodistas.
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