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Un domingo de protestas de extrema derecha. Feijóo no admite su derrota electoral

Feijóo no admite su derrota electoral.

En vez de asumir el papel de una fuerza política que busca la normalización y estabilidad democrática, el PP de Núñez Feijóo ha elegido un camino de radicalización en su discurso. Sus críticas a los pactos y acuerdos del PSOE no solo reflejan una posición de oposición, sino también una visión apocalíptica y extremista de la situación política actual.

Estas críticas se alinean peligrosamente con declaraciones provenientes de un poder judicial con una mayoría conservadora y un mandato caducado. Afirman que la ley de amnistía, cuyo articulado aún es desconocido por el público, podría conducir a una degradación, o incluso abolición, del Estado de derecho en España. Este tipo de retórica, que mezcla la crítica política con predicciones catastróficas, no solo socava la base del debate democrático y racional, sino que pone en tela de juicio cada vez más a un sector del poder judicial cada vez más posicionado con los postulados ultraderechistas.

Todo ello por supuesto, aderezado con la ayuda de los principales puntales de la estrategia ultraconservadora como son los principales medios conservadores de este país. Los diarios ABC y La Razón,  lejos de limitarse a reportar los hechos, han asumido un papel activo en la convocatoria y movilización de los ciudadanos. Publicando no solo detalles informativos como horarios y lugares de las protestas, sino también haciendo un llamado explícito a la participación de sus lectores.

Mensajes que ponen en grave peligro la normalidad democrática.

El mensaje adoptado por Feijóo y el PP tras los resultados de las elecciones del 23-J ha introducido una peligrosa distorsión sobre las normas de funcionamiento de una democracia parlamentaria. En este tipo de sistema, es completamente normal y esperado que un Ejecutivo en funciones sea capaz de articular una mayoría para gobernar.

Sin embargo, el PP, utilizando expresiones como “acuerdo vergonzoso y humillante” o “traición a su historia y sus principios”, ha optado por una retórica que pinta un escenario de crisis y excepcionalidad. Esta estrategia no solo tiene como objetivo presentarse como los salvadores del orden constitucional, sino también ocultar una realidad incómoda y preocupante: el fracaso de Feijóo en conseguir el apoyo necesario para formar un Gobierno con Vox.

«Ilegítimo», «ultra» o «sociópata ambición personal» son solo algunos de los términos despectivos que han resonado en las voces de los líderes del PP y de Vox durante los últimos años, en sus críticas contra el gobierno de coalición y Pedro Sánchez.

Esta estrategia de confrontación y hostilidad por parte del PP y Vox se ha ido gestando y fortaleciendo a lo largo de más de tres años, adoptando formas diversas y cada vez más agresivas dependiendo del contexto y el ámbito político. El resultado es un clima de tensión y descontento, manifestado en las recientes protestas que han sacudido las calles, algunas marcadas por un tono especialmente violento y confrontativo.

 

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