En un desafortunado día para Valladolid, la ciudad se vio inundada por el discurso rancio de la extrema derecha de Vox, provocando un sentimiento de desaliento entre aquellos que abogan por una sociedad más justa e inclusiva. La Plaza de San Pablo fue el escenario elegido para el inicio de campaña electoral encabezada por el ultraderechista, Santiago Abascal.
La presencia de un mar de banderas de España y gritos uniformes de «presidente, presidente», crearon una atmósfera perturbadora para los que han luchado por una Valladolid progresista y unificada.
Acompañando a Abascal en el escenario estaban Pepa Millán, candidata al Congreso por Madrid, y Pablo Sáez, quien busca la reelección al Congreso. También se encontraba Juan García-Gallardo, vicepresidente de la Junta de Castilla y León.
Bajo el lema del acto ‘Vota lo que importa’, Abascal se dirigía a los vallisoletanos, marcando el «23 de julio» como un día crucial en su plan para desmantelar la actual democracia y abrir las puertas al avance del ultraderechismo.
El discurso de Abascal, desafortunadamente, sembró semillas de miedo y división, atacando la actual legislatura y acusando al gobierno de «mentira; traición; inseguridad y ruina». Atacó a las políticas que, según él, han llevado a las familias a la ruina y han incrementado la inseguridad entre las mujeres.
En medio de sus declaraciones, Abascal manifestó su desprecio por el socialismo, acusándolo de ser anti-patria, anti-familia, anti-libertades y anti-prosperidad. En un intento por infundir un mensaje de «esperanza» en sus seguidores, prometió la caída del gobierno actual el 23 de julio, un presagio preocupante para aquellos que valoran la democracia.
García-Gallardo se unió al coro, calificando al gobierno actual de criminal y corrupto. Estas palabras, lejos de ser una crítica constructiva, sólo alimentan la división y el antagonismo en nuestra sociedad.
Finalmente, Pepa Millán y Pablo Sáez aportaron su porción de críticas hacia el gobierno de Pedro Sánchez en este inicio de campaña .
