La ira irracional de grupos de extrema derecha ha irrumpido recientemente en España y en Castilla y León. En Zamora, un ambiente festivo se vio alterado cuando, durante un festival musical en la Plaza Mayor, el grupo indie Huckleberry se encontró en medio de un acoso por parte de un grupo de exaltados. Mientras realizaban sus pruebas de sonido, los manifestantes, en su mayoría simpatizantes de Vox, irrumpieron con gritos de “¡Cantad en español, payasas!”. Estos manifestantes, previamente concentrados en contra de la amnistía y del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, no se limitaron a expresar su rechazo. Se dirigieron al escenario, interrumpiendo la actuación y exigiendo que el grupo tocara el himno de España. La situación escaló al punto en que Elisa Encinas, cantante del grupo, tuvo que buscar refugio en la comisaría de la Policía Municipal, esperando que la situación se calmara.
Por otro lado, Salamanca, ciudad conocida por su rica historia y tradiciones, no se quedó atrás en tensiones. Durante el acto tradicional del Día del Tamborilero en la Plaza Mayor, una protesta ilegal contra la amnistía generó altercados por parte de los manifestantes. Lo que debería haber sido una celebración de la cultura y tradición salmantina se convirtió en un escenario de confrontación por culpa de un grupo de exaltado. Estos actos, impulsados por una ira irracional, reflejan una preocupante polarización de ciertos sectores de extrema derecha en Castilla y León.
La Amnistía, la excusa perfecta.
Zamora y Salamanca se han visto afectadas por la ira y la agresividad de grupos de extrema derecha. Estos incidentes son un recordatorio de los desafíos que enfrenta nuestra sociedad cuando estas ideas se convierten en realidad palpable en cada pueblo y ciudad de nuestro país.
Esto no son hechos aislados. En Barcelona, un grupo de manifestantes que se concentraron en la plaza Sant Jaume en contra de la amnistía, boicoteó un minuto de silencio promovido por el Ayuntamiento en homenaje a las víctimas del terremoto de Marruecos. Esta acción fue censurada por el alcalde Jaume Collboni, quien la calificó de «inadmisible». Entre los manifestantes, se identificaron líderes locales de Ciudadanos, como Anna Grau y Carlos Carrizosa.
Una línea que marca el rumbo de PP y VOX.
¿Propuestas? No, pero mientras las calles de Zamora y Salamanca convulsionan por las tensiones políticas provocadas por grupos de extrema derecha, la Junta de Castilla y León, liderada por el Partido Popular y Vox, parece tener otras prioridades. En lugar de abordar los problemas reales que afectan a la región, como la despoblación y la falta de oportunidades y de creación de empresas, estos partidos han optado por sumergirse en una guerra cultural que desvía la atención de los verdaderos problemas.
Alberto Núñez Feijóo, en una reciente reunión con la Junta Directiva Nacional del PP, ha reconocido las escasas opciones que tiene de llegar a ser presidente del Gobierno. Por lo que la decisión ha sido clara: En lugar de centrarse en los problemas reales de España, el PP, con el apoyo de Vox, ha decidido plantar batalla cultural contra las supuestas concesiones de Pedro Sánchez a los independentistas. Esta estrategia se materializará en una serie de mociones en ayuntamientos y parlamentos autonómicos, buscando que los concejales y diputados del PSOE se pronuncien sobre la amnistía.
Esto llevará a que en las próximas semanas y meses, por toda Castilla y León, veremos a las Cortes y a Ayuntamientos de toda la comunidad posicionarse sobre la posible Ley de Amnistía.
¿Es esta realmente la prioridad de Castilla y León?
La respuesta es un rotundo no. La región enfrenta problemas serios, como la despoblación y la falta de creación de empresas. Sin embargo, PP y VOX prefieren lanzar mociones sobre Puigdemont en Vitigudino o en Toro mientras los graves problemas de la comunidad quedan ocultos.
Esto, sin olvidar que la Junta de Castilla y León ha decidido gastar 270.000 euros del erario público en talleres donde enseñarán a niños a fabricar y clavar banderillas a los toros. Sahagún, en León, será el escenario de este lamentable espectáculo, donde instruirán menores en el «arte» de herir a un animal.
Estas decisiones evidencian la obsesión por la guerra cultural que Vox y PP han emprendido. En lugar de abordar los problemas reales de la comunidad, estos partidos han optado por promover prácticas retrógradas y polémicas, como la tauromaquia, involucrando incluso a menores en sus oscuras obsesiones.