Eran armas, no juguetes. Un arsenal escondido en Palencia, aguardaba su momento: cinco pistolas, dos catanas y tres cuchillos. Una combinación siniestra descubierta en el trasfondo de un caso de malos tratos.
El pasado 11 de junio, las sombras de la violencia doméstica llevaron a la Guardia Civil y la Policía Local de Palencia a intervenir. El sospechoso, detenido por malos tratos en el ámbito familiar, poseía un arsenal tan variopinto como peligroso: una pistola de fogueo, tres de airsoft, una réplica, dos catanas, un cuchillo táctico, una réplica de cuchillo alemán y una daga. Estas armas, ahora, descansan bajo la custodia de la Intervención de Armas y Explosivos de Herrera de Pisuerga, y el sospechoso a disposición del Juzgado de Instrucción Número 1 de Cervera de Pisuerga.
Es curioso, como un caso de violencia puede esconder un arsenal así, un arsenal escondido en Palencia que ha sido incautado gracias a la intervención policial.
Pero la violencia no descansa. El pasado viernes, 16 de junio, en la calle Valdeserias, la policía fue llamada para atender a una mujer con una crisis de ansiedad. Aquella joven de 22 años había sido empujada al límite por una discusión con su pareja. La llevaron al Hospital Rio Carrión, donde confesó que había sufrido amenazas y agresiones constantes.
La respuesta fue inmediata. La Policía se personó en el domicilio y arrestó al presunto agresor, un joven de 21 años, quien fue llevado a la comisaría para ser puesto a disposición judicial.
En la superficie, estos son casos de violencia de género, un mal que aún asola nuestra sociedad. Pero bajo las circunstancias, se ha revelado algo más oscuro: un arsenal escondido en Palencia, incautado en un intento de mantener a raya el peligro. Dos historias de violencia, pero también dos ejemplos de cómo la intervención policial puede desvelar secretos ocultos y, en el proceso, salvar vidas.
