Milei, el presidente argentino mimetiza su discurso de odio con Vox y clama contra el socialismo «que conduce a la pobreza y a la muerte», mientras el PP evita condenar sus ataques a Sánchez
En un acto de Vox en Madrid, el presidente de ultraderecha argentino Javier Milei lanzó graves insultos contra el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y su esposa, Begoña Gómez, a la que calificó de «corrupta». Milei afirmó que Sánchez pertenece a la «calaña de gente atornillada en el poder» y que «aun cuando tenga la mujer corrupta, se ensucia y toma cinco días para pensarlo».
Las palabras de Milei constituyen un ataque directo a las instituciones españolas y una injerencia inadmisible en los asuntos internos del país, que debería merecer el repudio unánime de todas las fuerzas políticas. Sin embargo, el Partido Popular no ha condenado los comentarios del mandatario argentino. El portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, llegó incluso a justificar al fascista Milei diciendo que «el silencio de Sánchez genera dudas en España y en el extranjero».
El Gobierno respondió con contundencia a los insultos, llamando a consultas a la embajadora española en Argentina. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, exigió «disculpas públicas» a Milei por sus «gravísimas» palabras y advirtió que España tomará «medidas oportunas» si no se reciben. Albares informó a los portavoces parlamentarios de la decisión, recibiendo el apoyo de una «amplia mayoría», pero no del PP y Vox, que no se pronunciaron en el momento del anuncio.
Desde el PP, que están más en la línea de defender a Milei, acusan al gobierno de querer que defiendan a Sánchez de unas declaraciones de Milei, «a quien el Gobierno acusó de drogarse», en referencia a los comentarios del ministro de Transportes, Óscar Puente, que a principios de mayo insinuó que Milei podría consumir sustancias. Un incidente que se resolvió días después con las disculpas del ministro.
El Partido Popular afirma que no participará en lo que considera una estrategia del PSOE para desviar la atención de los problemas internos del Gobierno. «Hace semanas que Sánchez debería haber dado explicaciones sobre los casos de supuesta corrupción en su entorno. Nuestro enfoque es mantener la moderación y el respeto, y nuestra labor es hacer oposición al presidente de España, no al de Argentina», aseguran fuentes populares.
Milei insulta a España y la derecha calla.
Los insultos de Milei no solo han ofendido al presidente del Gobierno y a su esposa, sino al conjunto de los españoles, aunque el odio visceral a Sánchez que destila una parte de la derecha sea a veces tan fuerte que les impida ver que, más allá de siglas políticas, ha sido el país entero el vejado. Además, Milei ha tenido la desfachatez de proferir sus ataques en Madrid, en un acto de Vox ante miles de personas, según los organizadores, y contando con la presencia de líderes de la extrema derecha de todo el mundo.
«Basta de socialismo, basta de hambre y basta de miseria«, clamó el mandatario argentino, afirmando que «el socialismo destruía Argentina» mientras «el capitalismo de mercado salvaba al mundo». «Abrir la puerta al socialismo es invitar a la muerte», insistió entre los vítores de los asistentes que corearon su lema de cabecera: «¡Viva la libertad, carajo!».
Pero la libertad que defienden Milei y la extrema derecha es una libertad para los poderosos y los ricos de hacer lo que les plazca, mientras que para la mayoría supone la libertad de vivir en la miseria, como está ocurriendo en Argentina bajo su mandato. Este liberalismo extremo e irracional solo conduce a una mayor desigualdad y al empobrecimiento de amplias capas de la población, mientras una minoría privilegiada acumula cada vez más riqueza y poder. Una dinámica que ya se vivió en el pasado en países como Chile bajo la dictadura de Pinochet y sus «Chicago Boys», y cuyos efectos nefastos aún perduran.
Este modelo económico, basado en la desregulación salvaje, la privatización de servicios públicos esenciales y el desmantelamiento del Estado del bienestar, es el que propugnan Milei y sus acólitos de la ultraderecha. Un proyecto que tendría consecuencias devastadoras para la cohesión social y los derechos de la mayoría, pero que beneficiaría a las élites económicas y financieras que respaldan a estos movimientos políticos.
Líderes ultraderechistas cargan contra la izquierda.
En el acto de Vox intervinieron destacadas figuras de la extrema derecha global, como la francesa Marine Le Pen, el activista norteamericano de origen colombiano Roger Severino, el diputado portugués André Ventura o el ministro israelí Amichai Chikli. Todos ellos coincidieron en sus duros ataques a la izquierda, a la que acusaron de querer «destruir Europa» y «la civilización occidental».
El ministro Chikli realizó una encendida defensa de Israel y justificó la brutal guerra contra la población palestina de Gaza, culpando a Hamás de un supuesto «ataque brutal» que habría causado «más de 1.000 muertos» de mujeres, ancianos y niños. Sin embargo, omitió mencionar los más de 35.000 gazatíes asesinados por el ejército israelí durante la ofensiva. También lamentó que Pedro Sánchez crea que «los palestinos tienen que ser gratificados y que hay que darles un Estado», y agradeció a Santiago Abascal su reciente visita a Israel para mostrar su solidaridad.
Las conexiones entre Israel, Vox y la extrema derecha europea.
Los estrechos vínculos del gobierno israelí con Vox y otros partidos ultraderechistas europeos han evidenciado en los últimos años una clara convergencia ideológica en temas como el racismo, la islamofobia o el apoyo a políticas de segregación y apartheid. Ya en 2019, Eli Hazan, un alto cargo del partido Likud de Netanyahu, envió un mensaje de respaldo a Vox, dejando patente la sintonía entre ambas formaciones.
Desde entonces, Israel y Vox han intensificado sus lazos con la extrema derecha europea, organizando encuentros y cumbres en Madrid junto a figuras como Le Pen o el primer ministro húngaro Víktor Orbán, con el objetivo de fortalecer alianzas y coordinarse en torno a una agenda política común basada en el ultranacionalismo y la xenofobia.
En España, el lobby proisraelí, a través de grupos como Acción y Comunicación sobre Oriente Medio (ACOM) y la Fundación Friends of Israel, ha mostrado un claro respaldo a Vox. Ángel Mas, presidente de ACOM, aparece en numerosas fotografías junto a prominentes líderes de Vox como Iván Espinosa de los Monteros y el propio Abascal. ACOM ha intentado repetidamente vincular a la izquierda con el antisemitismo, mientras blanquea a la extrema derecha.
Los ataques constantes y las violaciones de derechos humanos flagrantes de Israel en Gaza esta llevando cada vez mas a la comunidad internacional a considerar que Israel está perpetrando un genocidio contra el pueblo palestino.
Ante esta tragedia, Vox mantiene su firme apoyo al Estado de Israel, rechazando cualquier iniciativa de boicot y abogando por «profundizar los lazos en todos los ámbitos». Una postura que genera fuertes tensiones con quienes muestran una honda preocupación por la creciente influencia del lobby israelí y por las peligrosas alianzas internacionales que está forjando la extrema derecha española.