Benito Mussolini, el fundador del fascismo italiano, marcó un período oscuro en la historia, gobernando Italia con puño de hierro desde 1922 hasta 1943. Su liderazgo totalitario, nacionalismo extremo y represión violenta, no solo allanaron el camino para el nazismo en Alemania, sino que también influenciaron a líderes contemporáneos como Santiago Abascal de VOX, Giorgia Meloni, Milei o Victor Orban.
La caída de Mussolini fue tan impactante como su ascenso. En 1943, tras ser destituido y arrestado por el Gran Consejo Fascista, fue rescatado por los alemanes, estableciendo un régimen títere nazi en el norte de Italia. Pero en 1945, al verse acorralado, intentó huir a Suiza, lo que llevó a su captura y ejecución por parte de los partisanos italianos. Este hecho, junto con la exposición de su cuerpo en la Piazzale Loreto de Milán, simbolizó el rechazo contundente de Italia al fascismo.
¿Quién fue Mussolini? Una pregunta que resuena en la política española actual, especialmente con la presencia de VOX. Este partido, liderado por Santiago Abascal, nos hace pensar en sus evidentes similitudes con Mussolini debido a su retórica nacionalista, totalitaria y de odio. Sus declaraciones y su postura contra la pluralidad política y democrática evocan paralelismos con la ideología de Fascista y del propio Mussolini.
El líder de VOX parece tener muy presente a Benito Mussolini.
Una declaración particular de Abascal, hecha durante un evento en Buenos Aires, ha despertado comparaciones directas con el destino de Mussolini. Dijo: “Habrá un momento que el pueblo querrá colgar de los pies a Pedro Sánchez”. Esta declaración recuerda directamente la forma en que expusieron a Mussolini tras su muerte.
La ironía macabra de esta afirmación no puede ignorarse. Mientras Abascal y sus afines en la extrema derecha intentan reinventar la historia con bravuconadas, es esencial recordar la realidad: Mussolini fue colgado por los pies no por sus enemigos políticos, sino por un pueblo oprimido y hastiado de su brutal régimen fascista. Es una distorsión histórica y una falta de respeto a la memoria colectiva pretender comparar el gobierno democrático actual con las atrocidades cometidas por referentes de VOX y Meloni como Mussolini y su régimen.
Abascal, con su retórica incendiaria, parece “olvidar” que el fascismo, representado por Mussolini en Italia, fue un sistema que oprimió, torturó y asesinó a millones de personas. El líder de VOX, al evocar la imagen de Mussolini, no solo hace un flaco favor a la política contemporánea, sino que también muestra una peligrosa ignorancia o una manipulación intencionada de la historia.
Impunidad en la apología del fascismo.
Es irónico y preocupante ver que una figura política del SXXI utilice referencias que evocan uno de los períodos más oscuros de la historia europea. Es un intento de instigar el miedo y división, algo que debería ser inaceptable en cualquier sociedad que valore la democracia y los derechos humanos.
VOX y su nostalgia por el fascismo no son solo un fenómeno aislado. Reflejan una tendencia creciente en Europa de glorificar períodos totalitarios y minimizar sus atrocidades. Esto no solo es peligroso en términos de política interna, sino que también amenaza con desestabilizar los cimientos de la paz y la cooperación en el continente.
En última instancia, ¿Quién fue Mussolini? Más que una figura histórica, se ha convertido en un símbolo de lo que puede suceder cuando se permite que el odio y el totalitarismo se arraiguen en la sociedad. La referencia de Abascal a Mussolini no es solo una afrenta a la historia, sino un recordatorio de la necesidad de estar siempre vigilantes frente a las fuerzas del totalitarismo y el extremismo.
Las palabras de Abascal y la sombra de Mussolini en la política actual exigen una reflexión profunda. No podemos permitir que la retórica del odio y la división socave los principios de la democracia y la libertad. La historia nos enseña que una alerta constante es esencial para preservar los valores que sostienen nuestras sociedades. El pueblo colgó a Mussolini por sus crímenes; no permitamos que la historia se repita con el renacimiento de ideologías que han causado tanto daño.
La Internacional de Extrema Derecha: Un peligro creciente para la democracia actual.
La alarmante simbiosis entre VOX, el Gobierno de Israel y la extrema derecha europea no solo recuerda la época de Mussolini, sino que también señala un fenómeno más amplio y peligroso: la formación de una ‘Internacional de Extrema Derecha’. Esta alianza, evidenciada por el apoyo de figuras como Eli Hazan del partido de Netanyahu a VOX y los encuentros con líderes como Le Pen y Orbán, es un claro indicativo de un movimiento coordinado que amenaza la democracia tal como la conocemos.
La solidaridad de VOX con Israel, especialmente tras incidentes controvertidos como el bombardeo en Gaza, y su afinidad con políticas totalitarias y ultranacionalistas, son sintomáticas de un problema más grande. Estas alianzas internacionales de extrema derecha están forjando un frente unido que no solo desafía los valores democráticos fundamentales, sino que también erosiona las normas internacionales de derechos humanos y justicia social.
Este creciente bloque político, que se extiende más allá de las fronteras nacionales, constituye una seria amenaza para el orden democrático global. La convergencia de estas ideologías y la colaboración entre estos grupos sugieren un esfuerzo concertado para remodelar la política internacional en una dirección más totalitaria y menos tolerante. En este contexto, la sombra de Mussolini no es solo un recuerdo histórico, sino una muestra de lo que podría resurgir si estas tendencias no se reconocen y contrarrestan eficazmente.