La formación de extrema derecha VOX, liderada por Santiago Abascal, ha decidido poner fin a sus acuerdos de gobierno con el Partido Popular (PP) en varias comunidades autónomas, incluyendo Castilla y León. Esta decisión se tomó después de que el PP aceptara acoger un número significativo de menores inmigrantes no acompañados, una medida que VOX ha rechazado categóricamente.
Ruptura de pactos y dimisiones anunciadas.
Abascal anunció la ruptura de estos pactos tras una reunión del Comité Ejecutivo Nacional de VOX, donde, a pesar de las reticencias de algunos dirigentes territoriales, se alcanzó un consenso. Abascal calificó este movimiento como «una de las decisiones más importantes de su historia política», y criticó duramente a Alberto Núñez Feijóo por sus acuerdos con Pedro Sánchez, refiriéndose a este último como «el autócrata».
Durante su intervención, que duró apenas cinco minutos, Abascal afirmó que los pactos regionales estaban rotos debido a la «agresión» del señor Feijóo. A partir de ahora, VOX retirará su apoyo parlamentario a los gobiernos del PP en Extremadura, Baleares, Aragón, la Comunidad Valenciana, Castilla y León y Murcia. Los vicepresidentes de estos gobiernos dimitirán en los próximos días y VOX pasará a la oposición.
El anuncio fue precedido por un intenso debate interno dentro de la sede de VOX, donde finalmente todos los dirigentes territoriales respaldaron la decisión de Abascal. Este movimiento ha generado un gran malestar entre algunos miembros de VOX que, al dejar sus cargos, no tendrán otros ingresos debido a las normas de incompatibilidad del partido.
Críticas al PP y consecuencias políticas.
La reacción de la dirección de VOX ha sido de profundo enfado con Feijóo, a quien acusan de «estafar» a sus electores al pactar con el PSOE y aceptar la acogida de inmigrantes menores no acompañados. Abascal insistió en que para «estafar, saquear y poner en peligro a los españoles», VOX no estaría dispuesto a colaborar.
Las primeras manifestaciones de este divorcio se vieron en Murcia, donde los consejeros de VOX no acudieron a la reunión del Consejo de Gobierno, y en Aragón, donde también cancelaron sus actos oficiales. En Castilla y León, el vicepresidente Juan García-Gallardo se mostró dispuesto a dimitir antes que «perder el honor», sumándose a la dimisión de otros miembros del gobierno regional.
En el caso de Garcia Gallardo no sabemos si perdería el honor o no, lo que sí sabemos es que con la dimisión no pierde competencias ya que no ha asumido ninguna en este tiempo en el gobierno de CyL.
El PP, por su parte, ha intentado sin éxito evitar que VOX materialice sus amenazas. Elías Bendodo, vicesecretario de política autonómica del PP, expresó su orgullo por la decisión de los presidentes autonómicos de acoger a menores no acompañados, a pesar de las fricciones con VOX.
La decisión de VOX podría desatar una crisis interna en el partido, con algunos consejeros manifestando su descontento y preocupación por su futuro inmediato. Además, se especula sobre la posibilidad de que algunos barones del PP, al quedar sin apoyo de VOX, decidan adelantar las elecciones en sus respectivas autonomías.
La postura de VOX en este asunto no sorprende, dado su historial y vínculos con la extrema derecha internacional. Juan García-Gallardo, vicepresidente de Castilla y León, tiene conexiones familiares con el régimen de Franco. Su abuelo materno, Juan Frings Mayer, recibió la nacionalidad española de manos de Franco, lo que refleja una estrecha relación con el dictador.
García-Gallardo, a pesar de su juventud, ha adoptado posturas extremas, defendiendo el franquismo y negando la existencia de la violencia machista. Estas posiciones no solo han generado polémica, sino que también han reflejado las influencias que podrían haber moldeado sus opiniones políticas.
Alianzas internacionales y financiación externa.
La formación de VOX ha tejido una red de alianzas con jugadores de la extrema derecha internacional, incluyendo figuras como Marine Le Pen y Giorgia Meloni. Estos vínculos han permitido a VOX consolidar su influencia y compartir estrategias políticas con otros partidos ultraderechistas. La relación de VOX con Rusia y el presidente Vladimir Putin también ha sido objeto de escrutinio, con informes que sugieren la existencia de una red de financiación rusa hacia partidos de ultraderecha en Europa.
En este contexto, la aparición de figuras de extrema derecha en un acto de VOX subraya la importancia de estas alianzas transnacionales.
Las críticas hacia VOX no solo provienen de la oposición, sino también de sectores internos del partido. Las oficinas «Anti Okupa» impulsadas por VOX han demostrado ser ineficaces, con escasa actividad desde su apertura. Además, García-Gallardo ha sido criticado por su negacionismo del cambio climático y su conexión con grupos ultraconservadores.
El contrato de patrocinio entre la Consejería de Cultura de Castilla y León y el Instituto Superior de Sociología, Economía y Política (ISSEP), fundado por Marion Maréchal Le Pen, es un claro ejemplo de las conexiones de VOX con la extrema derecha. Este contrato, que implicó un desembolso de fondos públicos, refleja la interconexión entre los intereses políticos de VOX y entidades afines a la ultraderecha.
La decisión de VOX de romper con el PP y retirarse de todos los gobiernos autonómicos marca un nuevo capítulo en la política española que parece no tener un respiro. La posición racista de VOX, evidenciada por su rechazo a acoger niños y niñas migrantes, ha sido el detonante de esta ruptura. VOX pasa a la oposición ,pero las ideas de la extrema derecha se están haciendo cada vez más estables en todo el arco parlamentario, con un PP que cada día que pasa, más asume el tono de la ultraderecha.
